
Decenas de conflictos atentan contra sus derechos vitales, tras sufrir episodios de violencia, persecución religiosa o política. También hay miles de víctimas de catástrofes naturales que ven cómo se pierden sus casas o sus fuentes de recursos laborales.
La mayor parte de las personas desplazadas se encuentran en naciones en vías de desarrollo, con dificultades financieras o con capacidades insuficientes, pero no siempre, pues los conflictos, como vemos hoy día, pueden estallar en las mismas proximidades de cualquier país avanzado.
Aculco hace un llamado a que los gobiernos defiendan la paz y frenen la caótica situación actual, con guerras en las puertas de Europa, Ucrania, en Oriente Próximo, Irán, Gaza, África, Mali, en el Sahel, Congo, Sudán, o en países que levantan muros, como EEUU, para impedir el mismo desplazamiento de personas que migran no por voluntad, sino forzadas por las circunstancias. Lamentablemente, ocurre en los cinco continentes.
Las migraciones actuales se ven convulsionadas por discursos que atentan contra los mismos derechos de las personas en situaciones de peligro extremo, cuando se desplazan, por mar, atravesando desiertos o selvas.
Es por esto que las sociedades y gobiernos han de insistir en proclamar y defender, no solo de palabra, los derechos fundamentales, la dignidad y la inclusión y colaboración con las personas que huyen de guerras, de cualquier clase de violencia, o de zonas afectadas gravemente por desastres naturales.
España es uno de los destinos elegidos por miles de personas en busca de acogida. En el último año, según datos de Ongs, registra hasta 200.000 peticiones de asilo, la mayoría de migrantes de Venezuela, Colombia, Perú, Marruecos, Ucrania y Siria.